En Abejales Viene a Morir el Horizonte

**José Mijares.

A Pedro Ramírez

Los soldados huyeron del pueblo llevádose hasta sus muertos. En la carrera olvidaron sus armas. Pasaron muchos años desde entonces y nadie más los recordó. Fueron enterrados.Los enterradores viven en algún lugar del pie de monte, cabalgan por la llanura y a veces suben hasta las colinas donde muere la rugosidad de las montañas. Uno de ellos, decidió establecerse y abandonar la itinerancia por las cumbres. Era el pregonero, quien había descendido desde su hogar en la cima para permanecer en los llanos, donde como lo advirtieron luego sus hijos “viene a morir el horizonte”.Así arribó el primer contingente de hombres, cuya naturaleza los “hizo reservados al hablar y cuidadosos de cada uno de sus pasos.”

Poseedores del aguante ancestral de sus abuelos, los hombres de la montaña, pronto se familiarizaron con su nueva vida. Lograrían domar la tierra así como sus monturas. Cabalgarían a través de pastizales yermos;recorrerían llanuras ahogadas por el invierno. Y al fin, lograrían arraigarse al pie de monte. Fue entonces cuando las cosechas recompensaron a los pregoneros después de una paciente espera.

Pero era sólo el principio...

Sus nietos comenzaron a organizarse. Inventaron otra historia. Y con ella, se inició la Leyenda de la República de Abejales.


Los Tres Hermanos

Pedro Ramirez no pudo callar desde el día del inesperado suceso. “El venado” como era apodado por sus amigos, saltó más alto que nunca cuando regresó a su pueblo, luego de conocer y experimentar otros espacios del planeta menos insólitos que el pie de monte natal.

Los nativos más allegados a Pedro comenzaron a pensar por su persistente idea de la transformación aldeana que se había convertido en un mutante. Tal era su convicción de ser un predestinado del siglo XXV, familiarizado con el frenético latir de una sociedad futura, donde predominaran criaturas como él.

Y este síngular parentesco se evidenciaba también en sus hermanos. Pizcuiso conversa cada mañana con el amanecer. Al alba se sienta en su pequeñ sillón de baqueta, lo apoya contra los muros cuarteados de su espacioso rancho y medita, observando desde la cima de la colina, el ganado venir. Pizcuiso como el delgado pájaro de la sabana, guarda un tesoro de reflexiones, fruto de años entregados al cultivo de la filosofía. desde su refugio sigue la historia del universo que comenzóo cuando su padre, Don José Ramírez, lo llevó a conocer los primeros panales de abejas que arribaron al pueblo.

Girasol es el nombre de uno de sus gallos preferidos. Cuando anochece, Pizcuizo o observa con atención como si rememorara a través de él las peleas que fueron sus triunfos y también su pasión. Girasol está allí, cantándolde al nuevo día, acompañando la brega de os ordeñadores y esperando otra decisión que le favorezca como campeón.

Y Pizcuizo sale para el pueblo invitádolo a participar. Va a buscar al cura, al brujo y a todos en general. “¡Echence una apurada que la pelea va a comenzar!”

Pepe, también de la familia, protagoniza sus propias leyendas. Tanto así que plenan la memoria de los fabuladores.Muchos observan en él un personaje indescifrable. los cuenteros más allegados saben que Pepe es un actor nato. Su hábilidad confunde a más de uno con la del hechicero.

-¡Qué va a mí no me engatuzan!, dice Armonio Pérez.

Su dedicación como explorador del alma humana le permitió sondear la interioridad del brujo precoz y extraer la lilusión del poder que conquista la mente.

-¡He conocido demasiados vendedores de humo a lo largo de la vida: malabaristas consumados del verbo;prestidigitadores de guantes negros;convividores de serpientes y nigromantes, aspirantes a la fortuna en tiempos de espejismo.


El Repele

Desde “El Repele”, su rincó:n el único espacio posible para los lugareños. Armonio entabla inmediata comunicación con los que entran, lugo de advertir afuera el anuncio que dice Comedero y BebederoY en las paredes frente a la barra donde cuelga un racimo de salchichones se leen algunas reflexiones, muchas colocadas por los asiduos al lugar.

“El Mundo es el Pensamiento Hecho Forma.”

Esta sentencia, una de las más notorias en el parador, es siempre recordad por su ideador: El Hombre del Mostachín siempre llega cuando “El Repele” está más concurrido. Pide un refrigerio y lee su idealización en voz alta. Es tal su emoción que procura nombrarla varias veces para aseguararse de que lo oyen. Termina de un sólo trago la bebida y sale a reunirse con la calle, su mundo de siempre.

El del Mostachín siempre quiso extender sus dominios, asimilando también el rincón de Armonio. Ignoraba, sin embargo, el arraigo de éste al pie de monte desde que tení nueve años. Armonio podía interrumpir con elocuencia a aquella historia cercana y atender en la extrechez de su espacio, dezplazando su voluminosa humanidad a las personas que se arriman por el “El Repele”.

-Digame amigo, hay una variedad de bebidas. ¿Qué le parece si prueba ésta especial preparada por mí? Es un coctel hecho con piña, cambur, naranja, lechoza, patilla, guanabana y una pizca de sazón de la casa.

-¿Cual es la sazón de la casa?

-¡Ah eso es secreto sumarial. Un buen mago no revela sus trucos. ¿No le parece?

Armonio sirve la bebida secreta y retoma la conversación

-Pues sí, como te iba diciendo. Este pueblo merece que le metan la mano. Y la única manera de hacerlo es reuniendo a las personas preocupadas de corazón para transformarlo armóniosamente.


La Memoria de Armonio

Aún equivocados los amigos con la similitud de su nombre, jamás erraron por su dedicación. Está para demostrarlo una de sus primeras coplas.

Canto a mi Pueblo

“Abejales, bello pueblo de horizontes y palmeras

Palpitar de sentimientos, cantar de copla andariega

Con tu distrito anchuroso besas a la pampa llanera

El Táchira se engalana con tu fecunda riqueza

Hoy mi canto es para tí Con ternura de poeta

La quirpa gime en el arpa para cantarte mi tierra. ”

Armonio Pérez

Mientras tanto, todos los amigos podrían imaginarse al arpista rebanando el aire entre sus dedos, al tiempo que el coplero se entrega a la inventiva como ronda interminable.

-Sólo una memoria como la de los pregoneros podría rescatar el espíritu de este pueblo.-dijo uno de los viejos amigos.

-¡Armonio! -exclamó- nos vamos, regresamos al pie de monte. No queremos que se desborden los rios y quedemos enterrados como los fusiles de los viejos que no están para contarlo.

-¡Quédense amigos! -gritó Armonio- ustedes mismos podrán narrarlo. Abejales es el lugar donde los recuerdos se expanden. Aquí viene a morir el horizonte.

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