En febrero de 1989 yo tenía casi 20 años metido
en un consultorio atendiendo pacientes. Me había graduado de psicólogo en 1970 y desde entonces
estaba dedicado a la clínica. Pero en febrero de 1989 el
país ardió y yo consideré que había
llegado el momento de salir del consultorio. Era una blasfemia
quedarse allí mientras el país ardía. Pensé
que no teniamos un país y que había que hacer algo
para tenerlo. Escribí entonces un libro que reflexionaba
acerca de la autoestima del venezolano y los numerosos factores
que la golpean diariamente y después de eso tome la decision
de dedicarme a trabajar con el capital humano, sobre todo en las
comunidades.
En esos 20 años encontré grandes rasgos comunes
entre los pacientes. El venezolano como recurso humano es muy
hermoso, las personas son muy bellas, pero la manera de ser, de
pensar, de relacionarse, esta muy contaminada por la cultura del
abandono y la cultura de la ignorancia. Este ha sido siempre un
pueblo muy maltratado por un liderazgo muy mediocre.
Los pacientes vienen al consultorio del psicólogo porque
sienten que no han logrado en su vida lo que querían. Vienen
porque estan frustrados, porque no consiguen sus objetivos. Para
hacer mi libro sobre la autoestima del Venezolano escuche a más
de cien venezolanos en la consulta de los talleres en las
universidades. Una de las cosas que pude comprobar en esos años
es que en Venezuela existe una familia virtual, una familia es
teórica porque lo más común es que falte
el padre, y el vacio dejado por éste lo llena la calle,
la policia, la delincuencia, la droga, La carencia de padres significa
que hay una ecología rota que la persona trata de remendar
con otros parientes como el abuelo, un tio, pero hay muchos que
no tienen ni siquiera esa figura para reparar esa ecología
frustrada.
Cuando analizamos la población carcelaria advertimos que
los presos no han tenido una familia estructurada. Generalmente
hay una madre con hijos de diferentes maridos, y el padre siempre
está ausente. De hecho el 80% de la población venezolana
viene del abandono. Los niños de la calle que no tienen
ni madre, ni padre ni perro que les ladre son el extremo de esa
situación. Y el estado no sustituye la institución
familiar porque esa no es su mision ni tiene porque serla. Ese
es un problema de la comunidad que es la que tendría que
preocuparse por eso. El único punto de partida para comenzar
a producir cambios fundamentales en los mapas mentales de los venezolanos
es la educación; que hasta el presente se ha limitado
a la asignatura. El muchacho es inteligente y sabe lo que significa
dos más dos, pero no sabe lo que es ubicarse en el tiempo
y en el espacio. ¿Qué significa identificarse, vincularse
con los demás, desempeñarse con excelencia, tener
valores éticos y como desrrollarse en una vida social compleja
donde tiene que respetarse asimismo y a los demás?
Ese aprendizaje es muy elemental por no decir nulo. Nuestra tragedia
no es lo suficientemente importante como para invertir en él.
Aquí todo lo que es trabajo con personal es entendido como
un costo, no se considera una inversion.
Para cambiar a la gente
se debe empezar por la familia y continuar por el kinder, pero
resulta que los maestros vienen del abandono, del maltrato. Allí
estan sus salarios para expresar hasta que punto los maestos son
maltratados y subestimados en Venezuela. Si yo fuera presidente
de Venezuela haría que cada venezolano tuviera una vivienda
donde pueda crear su experiencia de pareja, de familia, su experiencia
humana.
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En Venezuela, el otro nunca ha sido tomado en cuenta. Democracia
significa yo y el otro, el dialogo que se establece entre yo y
el otro; y en Venezuela solo cuenta el yo. Todo el mundo considera
que tiene la razón, que es importante que lo que vale es
lo que cada uno piensa, pero el otro no se le toma en cuenta.
El otro, el diferente, el pobre, el homosexual, no tienen muchas
posibilidades de crecimiento en Venezuela. Todo eso explica ese
alboroto que tenemos actualmente, porque por primera vez el otro
quiere ser tomado en cuenta y lo logra a medias (porque nosotros
tenemos una democracia muy sui géneris, tenemos una democracia
de cogollos, de grupos, de gente excluida la gran masa del pueblo)
Lo que establece la actual Constitución sobre el otro
es muy hermoso pero no se verifica en la práctica, ya que
todo lo que tiene que ver con servicio, con atención al
niño, al anciano, al enfermo, en fin a la gente, es pésimo.
Y eso ocurre porque esas mayorías no han comprendido que
la democracia que tanto se les ha prometido es un sistema que
tiene que ver con el desarrollo de cada uno; y que cada uno sera
tomado en cuenta cuando así lo decida y así se lo
proponga. Yo sere tomado en cuenta cuando lo exija, no cuando
alguien, algún predestinado, venga al rescate, me proteja
y me apoye como un Dios todopoderoso porque si esperara eso seguiría
siempre en las mismas, sería siempre dependiente de otro.
Y eso no es democracia.
La democracia es un diálogo con derechos y oportunidades para
todo el mundo, el gobierno no es quien me da el derecho de ser
persona, yo tengo ese derecho sólo por haber nacido, de
manera que no necesito ningún salvador ni figura mágica,
ni ese lider carismático que me venga a rescatar. En la
base de la marginalidad esta esa noción de esperar que
alguien me salve y que me dé una casa para vivir y un trabajo
para sobrevivir, que me solucione el problema.Eso es lo que tenmos
que corregir: esa situación de beneficiencia permanente
donde el beneficiado queda amarrado a quien le da la dádiva.
Eso no es democracia.
En la actualidad mucha gente apoya al gobierno porque recibe unos
beneficios que le resuelven el problema, no por rezones ideológicas,
ni mucho menos por convicción. Eso ha sido así en
toda la historia de Venezuela. Las deformaciones persisten y la
gente está más resentida más frustrada. Y
la frustración es un mal compañero en el camino
porque siempre conduce a la rabia a la violencia a la depresión,
a la automarginación.
Teniendo tantos miles de kilometros en el territorio venezolano
uno se pregunta cuantas habitaciones tenemos para los venezolanos:
muy pocas, porque ha faltado consciencia a los que gobiernan y
lo mismo falta con las escuelas. En Guayana, Andres Velazquez puso
en práctica un proyecto educativo muy hermoso que como
todo en Venezuela no tuvo continuidad. Pese a todo soy optimista,
veo que está emergiendo una clase nueva, una población
jovén de todas las clases sociales que tiene mas compromisos
con sus hijos, un venezolano que ama más a su país
y que está más en contacto con lo nuestro. Hay gente
que se va del país, es cierto, pero ya
no escucho esas frases descalificadoras acerca de Venezuela.
La
gente ha visto lo que le duele ser venezolano y de allí
está naciendo una consciencia nueva. Ahora todo el mundo
esta soñando y luchando para que esos sueños no
se frustren. Como ha ocurrido tantas veces, el factor crítico
en estos momentos sigue siendo el liderazgo, los lideres no saben
asumir su rol, habría que formalos, habría que empezar
a educar a los lideres para que den la talla.
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