El psicólogo que Convirtió el País en su Paciente  

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Manuel Barrosos es un estudioso de las fluctuaciones en la autoestima del venezolano. Este ex – jesuita ha concluido que el drama de la nación tiene su origen en el descalabro de la familia y en la Antigua tradición de maltrato que caracteriza la historia de este país. El Nacional 16/11/2003

En febrero de 1989 yo tenía casi 20 años metido en un consultorio atendiendo pacientes. Me había graduado de psicólogo en 1970 y desde entonces estaba dedicado a la clínica. Pero en febrero de 1989 el país ardió y yo consideré que había llegado el momento de salir del consultorio. Era una blasfemia quedarse allí mientras el país ardía. Pensé que no teniamos un país y que había que hacer algo para tenerlo. Escribí entonces un libro que reflexionaba acerca de la autoestima del venezolano y los numerosos factores que la golpean diariamente y después de eso tome la decision de dedicarme a trabajar con el capital humano, sobre todo en las comunidades.
En esos 20 años encontré grandes rasgos comunes entre los pacientes. El venezolano como recurso humano es muy hermoso, las personas son muy bellas, pero la manera de ser, de pensar, de relacionarse, esta muy contaminada por la cultura del abandono y la cultura de la ignorancia. Este ha sido siempre un pueblo muy maltratado por un liderazgo muy mediocre.

Los pacientes vienen al consultorio del psicólogo porque sienten que no han logrado en su vida lo que querían. Vienen porque estan frustrados, porque no consiguen sus objetivos. Para hacer mi libro sobre la autoestima del Venezolano escuche a más de cien venezolanos en la consulta de los talleres en las universidades. Una de las cosas que pude comprobar en esos años es que en Venezuela existe una familia virtual, una familia es teórica porque lo más común es que falte el padre, y el vacio dejado por éste lo llena la calle, la policia, la delincuencia, la droga, La carencia de padres significa que hay una ecología rota que la persona trata de remendar con otros parientes como el abuelo, un tio, pero hay muchos que no tienen ni siquiera esa figura para reparar esa ecología frustrada.
Cuando analizamos la población carcelaria advertimos que los presos no han tenido una familia estructurada. Generalmente hay una madre con hijos de diferentes maridos, y el padre siempre está ausente. De hecho el 80% de la población venezolana viene del abandono. Los niños de la calle que no tienen ni madre, ni padre ni perro que les ladre son el extremo de esa situación. Y el estado no sustituye la institución familiar porque esa no es su mision ni tiene porque serla. Ese es un problema de la comunidad que es la que tendría que preocuparse por eso. El único punto de partida para comenzar a producir cambios fundamentales en los mapas mentales de los venezolanos es la educación; que hasta el presente se ha limitado a la asignatura. El muchacho es inteligente y sabe lo que significa dos más dos, pero no sabe lo que es ubicarse en el tiempo y en el espacio. ¿Qué significa identificarse, vincularse con los demás, desempeñarse con excelencia, tener valores éticos y como desrrollarse en una vida social compleja donde tiene que respetarse asimismo y a los demás?
Ese aprendizaje es muy elemental por no decir nulo. Nuestra tragedia no es lo suficientemente importante como para invertir en él. Aquí todo lo que es trabajo con personal es entendido como un costo, no se considera una inversion.

Para cambiar a la gente se debe empezar por la familia y continuar por el kinder, pero resulta que los maestros vienen del abandono, del maltrato. Allí estan sus salarios para expresar hasta que punto los maestos son maltratados y subestimados en Venezuela. Si yo fuera presidente de Venezuela haría que cada venezolano tuviera una vivienda donde pueda crear su experiencia de pareja, de familia, su experiencia humana.

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En Venezuela, el otro nunca ha sido tomado en cuenta. Democracia significa yo y el otro, el dialogo que se establece entre yo y el otro; y en Venezuela solo cuenta el yo. Todo el mundo considera que tiene la razón, que es importante que lo que vale es lo que cada uno piensa, pero el otro no se le toma en cuenta. El otro, el diferente, el pobre, el homosexual, no tienen muchas posibilidades de crecimiento en Venezuela. Todo eso explica ese alboroto que tenemos actualmente, porque por primera vez el otro quiere ser tomado en cuenta y lo logra a medias (porque nosotros tenemos una democracia muy sui géneris, tenemos una democracia de cogollos, de grupos, de gente excluida la gran masa del pueblo)

Lo que establece la actual Constitución sobre el otro es muy hermoso pero no se verifica en la práctica, ya que todo lo que tiene que ver con servicio, con atención al niño, al anciano, al enfermo, en fin a la gente, es pésimo. Y eso ocurre porque esas mayorías no han comprendido que la democracia que tanto se les ha prometido es un sistema que tiene que ver con el desarrollo de cada uno; y que cada uno sera tomado en cuenta cuando así lo decida y así se lo proponga. Yo sere tomado en cuenta cuando lo exija, no cuando alguien, algún predestinado, venga al rescate, me proteja y me apoye como un Dios todopoderoso porque si esperara eso seguiría siempre en las mismas, sería siempre dependiente de otro. Y eso no es democracia.

La democracia es un diálogo con derechos y oportunidades para todo el mundo, el gobierno no es quien me da el derecho de ser persona, yo tengo ese derecho sólo por haber nacido, de manera que no necesito ningún salvador ni figura mágica, ni ese lider carismático que me venga a rescatar. En la base de la marginalidad esta esa noción de esperar que alguien me salve y que me dé una casa para vivir y un trabajo para sobrevivir, que me solucione el problema.Eso es lo que tenmos que corregir: esa situación de beneficiencia permanente donde el beneficiado queda amarrado a quien le da la dádiva. Eso no es democracia.

En la actualidad mucha gente apoya al gobierno porque recibe unos beneficios que le resuelven el problema, no por rezones ideológicas, ni mucho menos por convicción. Eso ha sido así en toda la historia de Venezuela. Las deformaciones persisten y la gente está más resentida más frustrada. Y la frustración es un mal compañero en el camino porque siempre conduce a la rabia a la violencia a la depresión, a la automarginación.

Teniendo tantos miles de kilometros en el territorio venezolano uno se pregunta cuantas habitaciones tenemos para los venezolanos: muy pocas, porque ha faltado consciencia a los que gobiernan y lo mismo falta con las escuelas. En Guayana, Andres Velazquez puso en práctica un proyecto educativo muy hermoso que como todo en Venezuela no tuvo continuidad. Pese a todo soy optimista, veo que está emergiendo una clase nueva, una población jovén de todas las clases sociales que tiene mas compromisos con sus hijos, un venezolano que ama más a su país y que está más en contacto con lo nuestro. Hay gente que se va del país, es cierto, pero ya no escucho esas frases descalificadoras acerca de Venezuela.

La gente ha visto lo que le duele ser venezolano y de allí está naciendo una consciencia nueva. Ahora todo el mundo esta soñando y luchando para que esos sueños no se frustren. Como ha ocurrido tantas veces, el factor crítico en estos momentos sigue siendo el liderazgo, los lideres no saben asumir su rol, habría que formalos, habría que empezar a educar a los lideres para que den la talla.

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