El Criollo Perseguido

Miranda no se dejaría atrapar tan facilmente. HomeDesde este momento comenzaría su infatigable labor para ganarse la confianza de sus aliados y futuros acólitos en el mundo. Era el treinta y uno de julio de mil ochocientos doce. El Hecho: la detención del Generalísimo Francisco de Miranda. La Causa: rendición ante los españoles por la perdida del Castillo de Pto Cabello, principal bastión de los rebeldes venezolanos; Consecuencias: derrumbe de la Primera República.
Coincidencialmente, en mil ochocientos diez, dos años antes de aquel incidente, el mismo joven que detenía a su comandante en jefe, viajaba con destino a Londres para entrevistarse con Miranda. Se llamaba Simón Bolivar. Tenía veinticuatro años y era portador de todo el entusiasmo como vocero de la embrionaria República de Venezuela.
Bólivar y sus acompañantes en aquella ocasión: Andrés Bello y López Mendez, recordaban frente a Miranda sus aventuras como expectador y actor en el teatro de decisivos acontecimientos que generaron cambios radicales en Europa y América. Fueron los tiempos de la Independencia de los Estados Unidos de América y la Revolución Francesa. En fin treinta y cinco años lejos de su terruño natal que habrían de modelar la personalidad de éste hombre anticipado a su propia circunstancia.
En 1771, el soldado partió hacia España, donde coronó su carrera militar con honores. Fue enlistado para luchar contra los árabes en Mélilla, conquistada por los españoles en Marruecos después de un prólongado y sangriento sitio.
Fueron dos años de penurias en Africa, bajo el implacable sol del desierto, donde el venezolano empuñó la bayoneta en contra de los beduinos que defendieron con saña guerrera su bastión.
Mientras tanto, el joven soldado se curtía en las lides de la Guerra como anticipo de los tiempos por venir. A pesar de su heroismo en las trincheras del desierto, sus superiores en la milicia española subestimaban el valor de éste joven que comenzaba a despuntar. Eran oficiales que menospreciaban el origen criollo de Miranda. Y fue a partir de éste momento que el imberbe guerrero consigue el acicate para rebelarse ante la desafiante España.
De regreso a España, al regimiento Princesa donde servía Miranda, pasó por Gibraltar, estratégico territorio dentro del imperio, arrebatado por los ingleses. Allí, conoció al comerciante John Terbull, quien más tarde sería su aliado incondicional en Inglaterra. Ternbull se dedicaba entonces al contrabando desde las antillas y fue el primer nexo de Miranda con el Imperio Británico. Cuando España, aliada de Francia por los pactos familiares de los borbones, entró en guerra contra Inglaterra, el venezolano fue enviado a luchar a Norteamerica.
Miranda sobresalió en la toma del fortín de Pensacola al norte de la Florida. Después de un extenuante sitio, los españoles al mando del arrojado capitan, lograron conquistar aquel importante bastion. Lo acompañaba en la batalla, Juan Manuel Cajigal, criollo tan despreciado como aquel por la arrogante cúpula militar española.
Su compañero de lucha en la toma de Pensacola, organizó desde la Habana, base de operaciones de la armada española, un ataque con Miranda al mando contra las posiciones inglesas de las islas Bahamas y obtuvo un rotundo triunfo. Poco a poco la fortuna comenzaba a sonreirle al joven capitán, quien ya venía tallando en mayúsculas su nombre en la historia
No obstante, la campaña de difamaciones en contra del venezolano continuó su curso. La acción corrosiva de sus rivales oradaba el movedizo piso transitado por Miranda.
A la postre, Cajigal lo autorizaba como negociador en el canje de prisioneros ingleses. Entonces, Miranda, al gozar de plena confianza y discrecionalidad por parte de su jefe, estableció reglas del juego nada satisfactorias para el alto mando militar español.
Una de ellas, sostenía que los corsarios no tendrían status de prisionero. Y esa concesión hacia los piratas británicos no fue grátuita. fue gracias al corsario y contrabandista ingles, Phillip Atvudo a quien Miranda compró tres barcos en Jamaica con el respaldo de Cajigal. De quien más tarde, como oficial de la inteligencia española en el Caribe conocería detalles minusiosos acerca de la calidad y la cantidad del armamento utilizado por los ingleses en sus colonias isleñas.
Por otra parte, El acuerdo con Atvudo, favoreció al ingles con la adquisisión de mercancias en Cuba sin cobro de impuesto alguno. Pronto, los enemigos de Miranda lo tildaron de agente de los ingleses. Su protector Juan Manuel Cajigal, gobernador de Cuba, fue destituido y el rey emitió una orden de cáptura contra el venezolano.

 
 
     
     
 
 
   
Free Web Hosting