El Gran Viaje
“Nosotros sabemos que en Londres se encuentra en este momento un hispanoaméricano
importante que tiene la confianza de sus compatriotas, quien se propone ganar
la fama de libertador de su país natal.
Este caballero es de elevadas ideas, tiene profundos conocimientos, domina
idiomas vivos y antiguos, posee además, gran erudicción y
experiencia de la vida. Se consagró al estudio de cuestiones políticas. Este caballero después de haber viajado por todas las provincias de
América del Norte vino a Inglaterra, la cual considera la nación
de la libertad y escuela de ciencias políticas. Nos inclinamos ante su talento, respetamos su dignidad y cordialmente le deseamos
éxito en su noble tarea, a la cual sólo puede dedicarse una
persona para dar beneficio de libertad a millones de sus compatriotas.”
Once días estuvo Miranda en Londres y “The Morning Cronicle”,
destacaba en su encabezado, el arribo del venezolano a Inglaterra antes que
partiera raudo hacia Prusia, invitado por su amigo, el coronel William Smith,
embajador norteaméricano en Londres. Miranda asistía a las maniobras
del ejército del rey Fedérico II de Prusia.
El embajador español, Bernardo del Campo, remitió carta a su
aliado francés para que detuviesen al venezolano si cruzaba la frontera
por su territorio. Pero Miranda al tanto de la trampa, había alcanzado
Berlín en compañía del mismo Smith, a través de
Holanda y continuó su viaje hacia Europa Central. Visitó Austria,
Checoslovaquia, Hungría y decidió ir también a Italia.
Allí, asumió la identidad secreta del norteaméricano Mr Martin.
Así Miranda evitó ser apresado por los italianos, por aquel
entonces aliados de los españoles.
En italia, el venezolano estableció contacto con los jesuitas desterrados
de las colonias españolas. Los soldados de Jesús conformaban
entonces una red de aliados y allegados secretos en las colonias que más
tarde ayudarían al venezolano.
En Grecia, el embajador austríaco, le vendió un pasaporte, donde
certificó un supuesto título de conde. También obtuvo
cartas de recomendación para el gobierno ruso por parte del embajador
en constantinopla. En la frontera turca, Miranda permaneció en cuarentena
antes de ingresar a Rusia. La viruela se propagaba implacable por todo el
imperio otomano.